Qué es el castigo de los acolchados en la cárcel

Qué es el castigo de los acolchados en la cárcel

Un espacio financiado con fondos públicos donde las autoridades penitenciarias torturaron y «despedazaron» a los presos.

Un preso estadounidense que vio su fotografía por vez primera tras mucho más de 20 años en régimen de aislamiento en una celda de la prisión mencionó que era «como regresar de entre los fallecidos».

Esas expresiones hacen eco del padecimiento de una cantidad enorme de presos que se combaten a eso que varios piensan un «castigo despiadado y también inhumano» que gobernantes de ONU han calificado como una violación de los derechos humanos tras denunciar las prácticas en instalaciones como Pelican Bay, en California. .

Vicente entre la turba

Llegado a un puerto, es conducido al muelle de galeras, pasea arriba y abajo por el pasillo, mezclándose fila a fila con los galeotes sin temor ni vergüenza en el trato con ellos. Los mira uno a la vez, sus ojos confundidos en una observación recíproca, ya que les solicita que lo miren a él para lograr traspasar mejor hasta el fondo de las ánimas, hasta «la rada donde sabe que está el alimento». Usted no comprende. Aguardado. «¿Qué va a hacer con nosotros?» Vicente les hace cuestiones y hace mucho más: los escucha. ¡Y con qué paciencia! Admite sus protestas, aguanta la mala acogida. Conmovido, se inclina: vió las cadenas. – Ah, mis pobres hijos, ¿son estos nuestros hierros? «Sí, responde, levántalos, ¡mira qué pesados ​​son!» Y se lo detallan con la presunción y el orgullo de un ciervo, dejándolo acertar sus pensamientos: ‘¿Quién sino más bien nosotros podría aguantar tal peso? ¡Ninguno! Se precisa mucha fuerza, como la nuestra, la de los galeotes». Vicente asiente, admira, levanta las cadenas y la besa. En el momento en que llega ese instante, los presos se maravillan y hacen señales. «¡Besa nuestras cadenas! ¡Las cadenas de un galeote! ¡Mientras que esté sano! ¡No! ¡Jamás viste eso antes! ¡O se está burlando o está ido! ». No obstante, semeja ser ella y no las cadenas a quien besa el sacerdote. Pero en el momento en que ve que esto no es bastante, la acaricia, la abraza con expresiones de inquietante tiernicidad. Varios de los mucho más delincuentes que han llorado en algún momento sienten que lágrimas candentes corren por sus mejillas y ven plañir con ellos al «Señor Capellán de las Galeras». A lo largo de la comida diviértete con la limosna y bebe el agua que le agrada. Al llegar en el momento del castigo, chilló: «¡Prominente!» Solicita clemencia y la consigue. Una vez en cubierta absolutamente nadie se va a atrever a recibirlo, no someter a uno de sus hijos a un justo castigo. Él y ella lo saben. Desean quedarse con él, pero no es requisito que lo comenten, pues él se queda con ellos de forma voluntaria tanto como resulte posible; mientras que se despide, asegura regresar próximamente. Desde lo prominente del pasillo contempla las doscientas caras fieros que relucen con su luz. En este momento proporciona sus humildes servicios al capitán y los oficiales, sin olvidar jamás la causa de sus intranquilidades, «la chusma de su alma». La entrevista, extendida, corta, tiene relación a ella. Él la sugiere. El Capitán es un personaje humano con la capacidad de amabilidad. ¡Pero cuánto le cuesta practicarlo al abrigo de su tienda, más que nada de palabra! El integrante del comité y el subcomité, inflexibles en el trabajo, eran bien difíciles de recortar. Pero Vicente logró ofrecerle una paliza. Los llama a un lado y les charla de manera confidencial. Les da la mano y los abraza como amigos. Exactamente la misma logró con las cadenas, toca la maza y el látigo, pero no los besa. Solo suspira: «¡Oh, amigos míos, sientan este leño de roble, sus ramas gruesas, toquen el látigo y sus ramas, qué duro y afilado! ¡Qué duros deben ser sus golpes!… «Advierte al capataz que sea mucho más moderado: «¡Vamos, no tan fuerte! ¡Te desgastas!” Pero se dirige al hombre del comité, el más esencial de todos, con especial energía: “¡Te lo suplico, mi hombre, deja en paz a esta pobre gente, ten piedad de ellos!” Y utiliza la expresión cortésmente, con que se piensa que los galeotes tienen que convocar al comité, asegura que el rey escogió muy deliberadamente esta palabra amistosa en sus órdenes para detallar un cierto vínculo familiar entre la turba y sus inspectores, dando seguridad al galeote y recordando a los los guardas de este van a deber conducirse sin malicia, siendo su hombre y no su verdugo

Esto sucedió de 1620 a 1623, periodo heroico en el que las escuadras de galeras, galiotes y bergantines atacaron sin tregua a los Caramuzales, Polacras , cazados , Tartanas y otros navíos del Enorme Turco, en el momento en que en los mares atravesados estaban en todos y cada uno de los puntos por las flotas de Génova y Venecia, los galeones, que yo Fueron cargados hacia el Levante, las carracas de Portugal, las urcas de Inglaterra… nuestros estandartes fueron saludados y respetados en el momento en que retornaron de la victoria. No hubo un día en el que «no se ocupase de romper el cañón o fumar los mosquetes». En ocasiones había muchos cadáveres en el puente que los cubrían con un paño, puesto que su vista atemorizaba a los inexpertos soldados que «no estaban familiarizados a esta música».

¿Qué son las celdas de relleno?

Una celda acolchada es un género de habitación que está de manera frecuente en un hospital siquiátrico donde las paredes están cubiertas con algún género de acolchado. Este acolchado se puede conseguir de múltiples formas, si bien el ahínco común es cerciorarse de que las paredes y el suelo estén acolchados.

¿Qué es el régimen de aislamiento?

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